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Ideas sobre un contrato para un arte social

Rectángulo de Incidencia

Cuando asistó a ver un proyecto de arte cuya tématica toca lo social, trato inevitablemente de no sospechar que los vínculos que se establecen con las personas están calculados, es decir los resultados de una experiencia social se amañan a la idea -vamos pinta tu drama que yo pinto tu casa-; y al final uno termina viendo trabajos predecibles de un colorido bastante opaco. Pienso que el interés sobre un lugar se supedita a los afectos y a la mirada compasiva que tenemos de él, actitud que conduce el trabajo a un vale todo anecdótico que se ocupa de suplir las carencias con un exiguo taller. A partir de esta preocupación decidí salir a jugar y ubicarme entre la cancha con la misma actitud que imagino salio Diane Arbus a tomar fotografías años atrás, sin prevenciones y con gran expectativa por lo posible.

Posteriormente en el campo entendí que esta inclinación no resulta siempre ser beneficiosa o bien correspondida y como en el plano amoroso por ejemplo, ser más sensible no significa tener mejor disposición o amar en mayor grado. Un artista que dice orientar su trabajo a lo social y se muestra como vulnerable o exageradamente sensible no garantiza nada, esto no hace que su trabajo sea honesto o más bello. Seamos francos, sabemos que al momento de seguir una de estas iniciativas el límite está más allá de una simple rutina física, no se trata de entrenar y hacer 10 o 20km de etnografía, de esquivar la dureza de la situacion con habilidad atlética -y gambetear-; o entender el territorio como si se tratara de un lugar de contienda para obtener puntos, si fuera así, el otro o lo otro representaría a un adversario al cual hay que dominar, los escenarios no dejarían de representar lugares para vencedores y vencidos, y la actividad artística sería una excusa más, un cómplice para exponer diferencias.

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En ocasión de un nuevo lanzamiento para una colección Prêt à porter, un diseñador de alta costura lanza para un hipermercado una serie de prendas accesibles al mercado popular, su campaña grita una expresión donde se afirma que la moda debe ser democratizada; si bien es cierto que como artistas pretendemos con nuestro trabajo ser más accesibles para abarcar un terreno de acción más amplio, ya no es posible ocuparnos tan sólo de la salida, tratar de ofrecer a nuestra contraparte la posibilidad de ser coautor de la obra o cumplir con cuotas de participación. Noto que este interés tan solo es una asignación que lleva al arte a formalizar una tarea democratizadora, y todo termina en un tenemos derecho a lucir bien o una imposición como la moda es un deber! ofreciendo interesadamente participación solo cuando se está dentro de.

Desarrollar una experiencia abierta y accesible implica una disposición política hacia el trabajo, particularmente cuando el rol de autor puede continuamente intercambiarse si se concibe a la obra como una fracción de un proceso colectivo; lo curioso de la anterior afirmación es la generación de la siguiente predisposición: obrar es a individuo como creación colectiva es a arte social.

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En este momento quiero recordar los acuerdos tipo Corleone que se sustentan en la palabra de las personas y no en términos justificados a partir de un contrato entre partes abstractas, donde lo más raro e incomprensible es el artista. Lo significativo de la creación colectiva es el valor simbólico que adquiere en sí misma la experiencia de negociar con un par, conociendo que lo importante es estar dispuestos a ofrecer e intercambiar algo por algo. En mi opinión los contratos para un arte social tratan de responder solo a intereses que se reducen netamente a cifras, según Claire Bishop, el arte social o comprometido opera de manera similar a una ONG, y para conseguir financiamiento público hay que decir exáctamente cuánta gente negra asistirá a la exhibición, cuántos discapacitados, cuántos homosexuales... ¡cuantos! Trato de insinuar que social no es a marginal como lanzar no siempre garantiza marcar un punto.

1 comentario:

faer dijo...

¿las ONGs son el punto G de las mamertas? (jaime garzón)